
Corresponsales del Pentágono: el arte de la propaganda llevada al extremo, sin pudor ni temor al ridículo histórico
Por Adrian Parisi, Director de VisionPolitica.info
La guerra se traslada a todos los ámbitos. Ningún frente es dejado al azar, y los verdaderos contendientes manejan su área de influencia como un peón más en el tablero de ajedrez.
El caso ucraniano es realmente paradójico, recordará usted estimado lector los “repentinos” movimientos como la “primavera árabe” o el “Euromaidan”; estos últimos precisamente a las puertas de Rusia. El gobierno ucraniano decidió suspender el acuerdo de asociación con la Unión Europea, y casi de inmediato estallaron las protestas que se trasladaron de las redes sociales a las calles de Kiev, y de allí al Donbass, una región de habla rusa que tras la caída de la Unión Soviética tuvo la desgracia de quedar del lado incorrecto de una frontera que, de no ser por la URSS jamás hubiese existido.
Contradicciones históricas mediante, los verdaderos oponentes aquí son Washington con su madre espiritual, Gran Bretaña; y Moscú, que de tanto ponerse de pie en las últimas décadas tras la caída de 1991, volvió a ser el objeto de todos los miedos en la estructura de inteligencia situada en Virginia y en los cuarteles del MI-6 de Su Majestad.
Como la primavera no fue árabe, ni el euromaidan nacido en europa, el mundo sufrió un cambio en el balance de poder que fortaleció en ciertas regiones el poder de los EEUU, a su vez que el gigante chino aprovechaba para crecer mientras el Tio Sam se preocupaba por tener un afroamericano en la Casa Blanca.
Kiev, es hoy Saigon; Kiev, es hoy Kabul.
Nunca como hoy, los ciudadanos del mundo tuvieron tan cerca la propaganda de guerra. Es increíble tener que explicarle a personas instruidas, que los pseudo informes de guerra que casualmente pululan al mismo tiempo en la massmedia, son parte de la comunicación de uno de los bandos en pugna.
Está muy bien que los medios argentinos envien tantos colegas a uno de los frentes del conflicto, sucede que hasta ahora sólo se escucha una voz, la que digita el enlace de prensa del Pentágono designado para cada uno de los medios.
Si, el Pentágono, no hablamos de las Fuerzas Ucranianas, ya que estas reciben órdenes y las cumplen como pueden, aun sabiendo que cómo siempre en la historia, Washington y Londres son como los padres abandónicos, un día se van y si te he visto, no me acuerdo.
Usted podrá sentir empatía con las víctimas que en los portales y señales de noticias repiten la misma trágica historia. Una pena que nadie haya enviado al Donbass corresponsales entre 2014 y 2022 para contarle al mundo el sufrimiento al que Kiev sometió a sus ciudadanos.
La propaganda de guerra tiene como objetivo ganar el alma de quienes están fuera del conflicto, y movilizar a sociedades para que fuercen a sus gobiernos a determinadas posiciones, por ejemplo en votaciones de la ONU, ese engendro de posguerra que solo sirve para escuchar cada tanto a algún dictador bananero en el pomposo atrio de New York.
En los medios argentinos vemos de manera abrumadora como han tomado partido por el Departamento de Estado, que no es el más débil claro está.
Por eso, me permito pedirles disculpas de antemano, ya que este periodista decidió no comprar a sobre cerrado la versión oficial que los Biden Boys bajan. La historia pondrá las cosas en su lugar, sólo les recomiendo no subestimar a la nación que derrotó a Napoleón y a Hitler.